Lenguaje inclusivo: la segura, cuestionada y polémica "evolución" de la lengua
- josepagracias
- 4 oct 2021
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 6 oct 2021
La divulgación de esta práctica ha provocado un debate general con opiniones favorables y desfavorables, no obstante, las academias de la lengua se muestran escépticas al respecto, debido a que no corresponede a un cambio o evolución natural del lenguaje.

Imagen de "la izquierda diario"
Corrían las décadas de 1960 y 1970. La frase “no se nace mujer, se llega uno a serlo” de la célebre intelectual Simone de Beauvoir marcaba el pensamiento sufragista femenino de la época. Los colectivos feministas estadounidenses de segunda ola daban frente a la desigualdad social y el derecho al aborto. Dentro de este marco también comenzó a desarrollarse una especial preocupación por el lenguaje y por la excesiva masculinidad que emanaba su gramática.
Esta preocupación lingüística se puede considerar como el primer antecedente de lo que terminaría denominándose lenguaje inclusivo. Según el artículo: La cultura como motivadora de sintaxis, escrito por Angelita Martínez, doctora en letras por la universidad de Leiden (Holanda), la propuesta de lenguaje inclusivo o incluyente surgió como la necesidad de comunicarse mediante un lenguaje libre de palabras, frases o tonos que reflejen visiones prejuiciosas, estereotipadas y mediante expresiones que eviten la discriminación de personas o grupos.
A partir de esta visión inicial, con el paso del tiempo su esencia ha tendido a evolucionar, provocando cierto distanciamiento con respecto a la motivación inicial que impulsaba su uso. Con la presencia cada vez mayor de grupos feministas y colectivos que reivindican a la diversidad sexual, se plantea el lenguaje inclusivo como una forma de visibilizar tanto a las mujeres como a aquellas personas que no se identifican ni con el sexo masculino ni con el femenino.
Su reciente popularización
A pesar de ser una concepción cronológicamente situada durante la segunda ola del feminismo, este fenómeno ha tenido una reciente popularización en varios países hispanohablantes. En Argentina, por ejemplo, la discusión sobre lenguaje inclusivo inició en el 2018, paralelamente al debate sobre la despenalización del aborto. En Chile el caso también es reciente, ya que su gran impulso se dio a lo largo de las manifestaciones del 2019.
Según el sociólogo argentino Reynaldo Rivera esta popularización aparentemente reciente se debe a que a lo largo de los años 60 se aceleraron algunos cambios ideológicos importantes, y con el fin de propagar esa cultura naciente y por la fuerte crítica a un sistema anterior comenzó una tendencia que proponía el cambio de algunas reglas del lenguaje.
Con el actual lenguaje inclusivo se busca romper la hegemonización masculina del lenguaje, ya que, según algunos colectivos feministas y movimientos en favor de la diversidad, esta es una lengua que denota un significativo grado de masculinización, ya que se emplea el masculino inclusivo como género no marcado para abarcar una totalidad, a pesar de que haya una clara presencia femenina. Es debido a esto que este lenguaje desea otorgarles un género neutro a los pronombres a través del uso de la “@”, la “x” o la “e”.
La "importancia" del lenguaje inclusivo
María Alejandra, militante feminista y administradora de la cuenta de Instagram igualmente feminista llamada “lunáticas”, comenta que es necesario el uso del lenguaje inclusivo para no excluir a las personas “no binarias” o aquellas de género fluido. Ella declara: “El uso del lenguaje inclusivo es muy importante debido a que no le estás diciendo a una persona que se defina de un género que no es. Por ejemplo las personas de género no binario, que no se sienten representadas por el masculino o el femenino, al llamarlo con el pronombre ′-elle′ se está respetando su identidad de género”.
La lengua, al ser un fenómeno social que surge por la convivencia y la necesidad del ser humano de relacionarse con su entorno y con las demás personas, puede llegar a convertirse en un medio de discriminación social cuando este se emplea de manera degradante y hostil. Es esta aparente discriminación derivada de la tradición machista del español la que se busca erradicar con el lenguaje inclusivo.
Sin embargo, la realidad es distinta ya que no existe evidencia científica contundente que sustente esta premisa. Según la psicóloga Pamela Contenti: “El lenguaje no inclusivo no tiene ninguna clase de respuestas psicológicas comprobables hasta el momento. Lo que se ha estudiado de momento es el contexto en que se está dando este fenómeno”.
La opinión de los académicos
Así como el lenguaje inclusivo ha encontrado adeptos, también hay muchos detractores que no aprueban su uso. La Real Academia Española (RAE), el máximo ente rector de la lengua española se ha mostrado, de momento, reacio a admitir el lenguaje inclusivo como forma de habla común. En su comunicado titulado informe de la Real Academia Española sobre el lenguaje inclusivo y cuestiones conexas, reconoce que han existido, existen y existirán mensajes sexistas e incluso textos y géneros claramente misóginos. Pero tal sexismo y misoginia no son propiedad de la lengua sino uso de esta. No son inherentes al sistema.
De igual forma, exponen que el género gramatical es una propiedad inherente de todos los nombres que se proyecta en la concordancia con determinantes y adjetivos. No es una propiedad exclusiva de los sustantivos que designan seres sexuados y, por lo tanto, no tiene como finalidad primaria expresar la diferencia de sexo.
La confusión que surge a raíz de las guías de uso del lenguaje inclusivo es otro aspecto que debilitan la practicidad de este lenguaje, principalmente porque en su mayoría son elaboradas por personas no académicas de la lengua.
El artículo de Adriana Bolívar titulado Una introducción al análisis crítico del “lenguaje inclusivo” expone: “como hemos visto, se elaboran guías para cambiar los usos sexistas o discriminatorios del lenguaje. Estos han constituido uno de los problemas centrales de este debate, porque salvo contadas excepciones no son realizadas por expertos en lingüística o análisis del discurso y puede darse el caso de que, en vez de contribuir a solucionar el problema, lleven a usos confusos o todavía más prejuiciados”.
Las academias de la lengua recalcan que la evolución del lenguaje, como patrimonio humano, no se produce a raíz de imposición, sino por costumbre y cultura de los hispanohablantes. Por ese motivo es que se muestra cierto desagrado por la práctica y la introducción del lenguaje inclusivo, puesto que es vista como una manera de ideologizar a la lengua española, hacer cambios ajenos a la morfología del lenguaje y despojarla completamente de su belleza.
Cecilia Falla, vocal de la Academia Guatemalteca de la Lengua comenta: “Yo, con todo respeto, les diría a las feministas ¿por qué quiere ustedes estropear nuestra lengua? Si se puede decir una frase con menos palabras ¿por qué ingresar más palabras? La academia no es machista, el hecho de que haya más hombres que mujeres es una acusación sin fundamento, pues detrás hay una ideología. Se trata de usar el lenguaje como una manipulación”.
Entonces ¿el lenguaje cambiará?
A pesar de la diversidad de opiniones que rodean este fenómeno, distintos académicos concuerdan en que, según evolucione la sociedad y la cultura, la lengua puede llegar a cambiar, aunque no se asegura que sea a través del lenguaje inclusivo. La lingüista Mayra Franke comenta: “Si queremos ser inclusivos entonces debemos plantear un discurso que englobe a hombres, a mujeres, niños, etc. es imposible hacer un discurso en el que todos se sientan incluidos. La raíz de fondo no es el idioma, a medida que va cambiando el mundo el idioma no va a importar, lo que va a importar es el respeto. Dependerá de la evolución, pero creo que de alguna manera se va a modificar”.
El futuro es incierto, no obstante, el lenguaje inclusivo está teniendo un apoyo cada vez más importante entre varios sectores de la sociedad, especialmente la juventud. Dependerá de la evolución, pero está claro que tarde o temprano el lenguaje se deberá adaptar de alguna manera a la coyuntura actual y modificarse de forma que sea aceptada por la sociedad hispanohablante.



Comentarios